Los ciclos de vida de un proyecto se dividen generalmente en cuatro principales:
- Inicio del proyecto:
En esta fase se define la necesidad del proyecto, se plantean los objetivos generales y específicos, se analiza la viabilidad y se elabora un acta de constitución. Es fundamental establecer el alcance inicial y los recursos estimados[1] - Planificación:
Se desarrolla un plan detallado que incluye cronogramas, presupuesto, asignación de tareas, gestión de riesgos y calidad. Una buena planificación es clave para el éxito del proyecto, ya que permite anticipar problemas y coordinar adecuadamente las actividades. - Ejecución y control:
En esta fase se llevan a cabo las actividades planificadas, se gestiona el equipo de trabajo y se realiza un seguimiento continuo para asegurar el cumplimiento del cronograma, el presupuesto y la calidad. También se corrigen desviaciones y se aplican medidas correctivas. - Cierre del proyecto:
Se verifica que se hayan cumplido todos los objetivos, se entregan los resultados al cliente o usuario final, se liberan los recursos y se realiza una evaluación del desempeño del proyecto. Esta fase también incluye la documentación final y el aprendizaje de lecciones para futuros proyectos.
Bibliográfia
[1] D. Escartín, À. Marimon, A. Rius, X. Vilaseca, y À. Vives, «Startup: Concepto y ciclo de vida», vol. 30, 2020.